El trastorno bipolar es una enfermedad mental que puede afectar al estado emocional, los niveles de energía y la capacidad de atención de una persona. Antes se conocía como “depresión maníaca” o “depresión bipolar” y es bastante frecuente. Las experiencias del trastorno bipolar pueden variar, desde leves altibajos del estado de ánimo hasta cambios más pronunciados que pueden dar lugar a episodios psicóticos. El trastorno puede ser crónico -recurrir con frecuencia- o episódico -ocurrir esporádicamente durante largos periodos de tiempo-.
El trastorno bipolar es una enfermedad grave y potencialmente mortal. Puede ser difícil de reconocer y suele requerir un diagnóstico y un tratamiento oportunos. En el Día Mundial del Trastorno Bipolar, nos tomamos un momento para explorar esta enfermedad: ¿Qué es, cómo se diagnostica y cómo puede tratarse?El trastorno bipolar es una enfermedad mental que implica principalmente cambios intensos en el estado de ánimo. Estos cambios pueden manifestarse como manía eufórica o hipomanía -un exceso de energía, entusiasmo e impulsividad- o depresión profunda con sentimientos de tristeza, desesperación y letargo.
También conocido como “trastorno maníaco-depresivo”, el trastorno bipolar puede implicar periodos de aumento intenso e incontrolado de la actividad, los niveles de energía y la excitación (episodios maníacos), así como periodos de bajos niveles de energía, tristeza y escasa motivación (episodios depresivos). Es importante tener en cuenta que el trastorno bipolar no es lo mismo que tener altibajos extremos en el estado de ánimo. El trastorno bipolar implica cambios duraderos en el estado de ánimo, acompañados de cambios en el comportamiento, y es una enfermedad compleja con muchos factores asociados.
La afección suele aparecer durante la adolescencia y puede considerarse un factor de riesgo en esta etapa de la vida. Otros factores de riesgo son los antecedentes familiares, los acontecimientos vitales estresantes y las alteraciones genéticas o epigenéticas. El diagnóstico del trastorno bipolar puede ser difícil porque su síntoma principal -la hipomanía- puede confundirse con la depresión. Un factor importante en el diagnóstico del trastorno bipolar es el momento y la gravedad de los síntomas.
El trastorno bipolar se diagnostica mediante una combinación de evaluaciones de salud mental, exámenes físicos y pruebas para detectar afecciones médicas que puedan coexistir con la enfermedad. Estas evaluaciones pueden consistir en exámenes psicológicos para valorar el estado de ánimo, los patrones de pensamiento y el comportamiento, y exámenes físicos para descubrir cualquier factor fisiológico que pueda estar contribuyendo al estado del paciente. Las pruebas pueden consistir en análisis de sangre, orina, genéticos o de imagen.
Un diagnóstico adecuado por parte de un profesional de la salud mental es muy importante para determinar el mejor tratamiento, ya que los distintos tipos de trastorno bipolar tienen distintos enfoques de tratamiento. El trastorno bipolar es una enfermedad que dura toda la vida y el tratamiento se dirige a controlar los síntomas. Según tus necesidades, el tratamiento puede incluir medicación, tratamiento continuado, psicoterapia y cambios en el estilo de vida.
La medicación suele ser la primera línea de tratamiento del trastorno bipolar. Los estabilizadores del estado de ánimo ayudan a controlar las fluctuaciones del estado de ánimo y pueden incluir anticonvulsivantes, antipsicóticos, antidepresivos y benzodiacepinas. Además de ayudar a controlar los cambios de humor, los medicamentos también pueden aliviar otros síntomas, como la fatiga, los trastornos del sueño y la falta de concentración.
El tratamiento y la terapia continuados también son importantes para ayudar a las personas a controlar y afrontar mejor la enfermedad. Pueden utilizarse diversas formas de psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia psicodinámica, la terapia dialéctico-conductual y la terapia de apoyo.
Además, los cambios en el estilo de vida, como el ejercicio regular, los hábitos alimentarios saludables, evitar el abuso de sustancias y estimulantes, y descansar y relajarse lo suficiente, pueden mejorar mucho tanto los síntomas como la calidad de vida general de los afectados por el trastorno bipolar.
El tratamiento del trastorno bipolar es un proceso continuo y requiere una atención constante y una comunicación clara entre el paciente y su profesional sanitario. Los afectados deben asegurarse de vigilar e informar de cualquier cambio en sus síntomas o comportamiento. El trastorno bipolar es una enfermedad mental muy compleja y grave. Con un diagnóstico y un tratamiento adecuados, las personas que padecen trastorno bipolar pueden recibir la atención que necesitan para controlar la enfermedad y llevar una vida significativa y satisfactoria. En el Día Mundial del Trastorno Bipolar, hacemos una pausa para reconocer la experiencia de los afectados y para seguir trabajando por una mayor comprensión de esta enfermedad.